lunes, 30 de noviembre de 2009

El Niño En La via

Un medico en su oficina esta sentado viendo fotografías de su niñez, se pueden ver fotos de él y tres personas mas, una en silla de ruedas, un adulto mayor y una mujer al lado de los dos más jóvenes, de pronto comienza a recordar.
Un hombre iba en su carro cuando por el vidrio vio un niño de aproximadamente 10 años con una piedra en la mano parado en una esquina, sin tomarlo en cuenta siguió su camino, cuando doblaba la esquina sintió un golpe en la puerta del carro, se bajo y vio una raya y marcas de una piedra, vio hacia atrás y el niño estaba parado en la esquina, el hombre se dio cuenta que había sido este niño quien lanzo la piedra, rápidamente y enfurecido corrió hasta donde estaba el niño, cuando comienza a reclamar ve al niño llorando con lagrimas en sus ojos y una expresión de desesperación.
El niño lo interrumpe diciéndole – Señor, Por favor, señor, Ayúdeme - el hombre guarda silencio al ver la expresión del niño, este continua - Señor es mi hermano, no se mueve, no se que tiene, por favor, nadie quería pararse a ayudarme, por eso le lance la piedra, yo le pago el carro, como sea, yo se lo pago pero ayúdeme.
Esta bien muchacho – contesta el hombre – dime que paso para que estés así –
El niño le dice – es mi hermano Señor, El no puede caminar, está muy enfermo y ahora no se levanta ni se mueve, yo trate de cargarlo pero no puedo, es muy pesado..
El hombre atónito por el relato le dice al niño – está bien, ¿donde esta tu hermano?
El niño – Sígame por aquí
Entonces el niño guía al hombre a unos cien metros de la esquina a un terreno baldío, en un lado del terreno se puede observar una casucha hecha de palos, avisos publicitarios viejos y laminas de cartón amarradas con cabuya, no muy lejos de la casa el hombre ve a otro niño, un poco mayor que este, tirado en el suelo al lado de una silla de ruedas casi desecha, rápidamente corre hacia el, lo levanta un poco, esta pálido y no se mueve, comprueba y se da cuenta que todavía respira, entonces lo carga y le dice al niño – vamos, rápido, acompáñame, hay que llevarlo al hospital.
Corren los dos hacia el carro que esta parado en la esquina, el hombre coloca al niño enfermo en el asiento trasero y le abre la puerta al niño diciéndole – siéntate aquí con él y sostenle la cabeza en alto.
Entonces el hombre se sube al carro y deprisa conduce al hospital, entre tanto, observa por el espejo al niño, sosteniendo con fuerza a su hermano, con lagrimas en los ojos se escucha cuando le dice – tranquilo Jorge, dios nos mando a un ángel que nos va a ayudar a llegar al hospital.
Llegan al hospital, el hombre para el carro y rápido le dice al niño – llegamos, ayúdame a llevar a tu hermano – el hombre abre la puerta del carro y saca al muchacho en sus brazos, el niño lo sigue.
Llegan a la entrada donde están dos enfermeras, estas lo ven entrar con el niño en brazos y corren a ayudar.
Por aquí señor tráigalo por aquí – dicen las enfermeras, el hombre las sigue y pasan una puerta, el niño que lo sigue es detenido por un vigilante – niño para allá no puedes pasar – el niño llorando le dice al vigilante – Señor, es mi hermano, ese es mi hermano, déjeme pasar – el vigilante un poco consternado por el gesto del niño le contesta – hijo, para allá no puedes pasar, a tu hermano ya lo debes estar atendiendo, pero es mejor que esperes aquí, en lo que pueda el doctor sale y yo te aviso cualquier cosa de tu hermano, puedes sentarte en esas sillas – y le señala unos banquitos, hacia los cuales el niño se va llorando.
Al cabo de un rato sale el hombre y ve al niño secándose las lagrimas sentado en el banco, cuando el niño lo ve salta de su silla y corre hacia él, este lo mira con cara de preocupación – hijo, los doctores se llevaron a tu hermano para emergencia, lo están atendiendo, el medico me dijo que cuando termine sale y nos avisa para saber que tiene – el niño baja la mirada y se regresa a su silla, el hombre se sienta al lado y coloca su mano en la cabeza del niño.
Dime algo, muchacho, ¿Cómo te llamas? – dice el hombre
Me llamo Carlos – contesta el niño – ¿y Usted?
Yo me llamo Alberto Torres, mira hijo, ¿tu tienes algún familiar a quien le pueda llamar para decirle que ustedes están aquí? – pregunta el Hombre.
No – dice el niño – nosotros vivimos solos
¿Y tu mamá y tu papá? Pregunta el hombre nuevamente.
A lo que el niño responde – A mi papá nunca lo conocimos, mi mamá decía que se murió hace muchos años.
¿Y tu mamá donde está? Dice el hombre.
Mi mamá hace un tiempo que se fue no la vemos desde la navidad del año pasado, un día salió a trabajar muy temprano como todos los días, pero no volvió más.
El hombre ya con los ojos a punto de llorar escuchando las historias del niño, solo puede seguir preguntando.
Ya es diciembre hace un año que están solos ¿cómo hacen para vivir?.
Mi hermano en la silla de ruedas vende periódicos y yo vendo flores en el semáforo de esa esquina, yo lo he visto pasar a usted varias veces.
En ese momento sale el medico y llama al hombre, este se levanta y va hacia el medico, el niño observa desde la silla, del miedo que le da escuchar no se levanta, cuando ve al medico haciendo una señal con la cabeza diciendo que no, el hombre se coloca las manos en la cabeza, el niño al ver esto corre llorando hacia afuera del hospital.
El hombre termina de conversar con el medico y voltea pero no ve al niño, entonces sale a buscarlo.
Comienza a buscarlo en la entrada del hospital, luego al cafetín, por las plazas y las áreas verdes pero no lo ve, entonces se dirige al estacionamiento y allí al lado de su carro ve como el niño arrodillado al lado de la puerta llorando trata de limpiar el rasguño de la puerta con su propia camisa, sollozando de tristeza, el hombre se acerca y le dice – niño, no te preocupes por eso, hay cosas más importantes que una raya en una puerta – el niño se levanta y le ve una sonrisa en la cara del hombre - ¿Y mi hermano? – dice el niño – Esta bien, tenia un ataque de asma y esta muy débil, pero llegamos a tiempo, muy pronto estará bien.
El niño corre hasta el hombre y lo abraza fuertemente por la cintura – Gracias señor Alberto, gracias – el hombre quien no pudo contener más la tristeza, dejo salir un par de lagrimas en ese momento – Alberto, llámame Alberto.
Vamos a hacer algo - le dice el hombre al niño – El medico dijo que hoy tu hermano tenia que dormir en el hospital para curarlo bien, vamos a mi casa, allá está mi esposa que nos va a preparar algo rico para cenar y mañana venimos a buscar a tu hermano para que desayune con nosotros.
El niño lo mira incrédulo – y sus hijos no les molesta que yo valla, a los otros niños no les gusta jugar conmigo porque no tengo mamá.
El hombre lo mira y le dice – Mi esposa y yo nunca pudimos tener hijos, pero lo que si tenemos es espacio de sobra en la casa.
Entonces los recuerdos del medico que estaba sentado en su oficina se interrumpen, una de las enfermeras lo llama.
Doctor Carlos, el señor Alberto lo llama por teléfono, dice que se apure que están haciendo las hallacas para celebrar su cumpleaños y el de su hermano – Dice la enfermera.
Yo voy a atender dos niños mas que están en sala de espera en emergencia, hazme un favor, llama a mi papá y dile que en un rato voy para allá, apenas salga de aquí paso buscando a Jorge que está dando clase en la universidad y llegamos allá para las hallacas – contesta el doctor
Entonces sale de la oficina, dejando atrás una fotografía en la pared de él, su padre, su madre y su hermano en una silla de ruedas con toga y birrete, y al fondo de la fotografía un letrero que dice promoción Ing. Sistemas UCV al lado un titulo Colgado en la pared que dice Universidad Central de Venezuela Carlos Torres Medico Cirujano y una placa en el escritorio que dice Dr. C. torres - Jefe Cirugía. Más tarde el doctor sale del estacionamiento manejando un carro viejo pero muy conservado, con la pintura nueva a excepción de una puerta donde se puede notar un golpe oxidado hecho por un niño con una piedra muchos años atrás.


Hebert Mora